Regalar este talismán a la gente es una antigua costumbre y se cree que quien lo lleve estará fuerte y sano durante el año venidero. También es un símbolo de la llegada de la primavera. En la época moderna, y especialmente en las zonas urbanas, el Mărțișor ha perdido la mayoría de sus propiedades de talismán y se ha convertido más en un símbolo de amistad, amor, aprecio y respeto.
Algunos etnólogos creen que el origen del Mărțișor es romano, mientras que otros creen que tiene un origen daco-tracio. Se cree que es una costumbre que surgió durante el Imperio Romano, cuando el Año Nuevo se celebraba el primer día de la primavera, en el mes de Marte, y por lo tanto significaba literalmente “pequeño marzo”. Marte no solo era el dios de la guerra, sino también de la fertilidad y la vegetación. Esta dualidad se nota en los colores del Mărţişor, el blanco significa paz y el rojo guerra, pero también amor por todo lo que es bello, rojo salud y pureza de la campanilla de invierno, la primera flor de la primavera, el blanco, los colores del cordón trenzado que componen el Mărţişor en su forma clásica.
En sus orígenes, el Mărţişor era una moneda de oro o plata a la que se ataba un cordón formado por dos hilos retorcidos (uno rojo y otro blanco). Además, existe la creencia de que este amuleto trae suerte y felicidad. Las niñas lo llevaban durante doce días prendido en el pecho o alrededor del cuello, y luego lo recogían en el pelo y lo conservaban hasta que floreciera el primer árbol (normalmente a finales de marzo). Después, el cordón se ataba a las ramas de un árbol frutal y con la moneda se compraba queso dulce, para que su rostro estuviera hermoso y blanco durante todo el año. En algunas zonas, el propósito de llevar el Mărţişor es acercar al sol. Te conviertes en amigo del sol, que a cambio compartirá contigo su poder, belleza, alegría y salud, honor y amor. Regalar un Mărţişor es como regalar un trozo de sol.
Otra costumbre en el campo es que los campesinos les dan a los niños el Mărţişor para que estén limpios como la plata y no se deshagan por el resfriado o la gripe, y las niñas lo usan para que el sol no les queme la cara. Además, quienes no lo usan, se marchitan y envejecen más rápido. La gente del campo también sabe que el Mărţişor debe ser tratado como algo sagrado, no como un adorno o un juguete.
Según la tradición, el Mărţişor debe atarse el primer día de marzo, cuando sale el sol. Se lleva desde el 1 de marzo hasta que llega la primavera, se oye el canto del cuco, hasta que florecen los cerezos o las rosas, hasta que llegan las cigüeñas o las golondrinas. Después, el Mărţişor no se tira, sino que se ata a una rosa o a un árbol floreciente para atraer la buena suerte.
¿Tienes amigos, conocidos o familiares de origen rumano, moldavo, macedonio, griego o búlgaro? ¿Quieres sorprenderles? Entonces este es el regalo que estás buscando. El 1 de marzo regálales un “Martisor”, una “Martenitsa”, una “мартеница ” o una “ μάρτης” y quedarán sorprendidos y encantados. No olvides dejar un “ Martisor ” para ti.
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